Sumergirte en la lectura puede ser lo mejor que te ha pasado. Es una actividad perfecta para concentrar tu atención en algo diferente a tus labores diarias. Permite que conectes con tu verdadera esencia y que pares, aunque sea por unos minutos o unas horas. Sin embargo, hay personas a las que les cuesta mucho concentrarse al leer. Su mente empieza a divagar y piensan en muchas cosas menos en las palabras que tienen delante. ¡Que no cunda el pánico! Es una situación que tiene solución.
La dificultad para encontrar concentración al leer es mucho más frecuente de lo que parece. Abres una página y tus ojos recorren las líneas sin llegar a asimilar la información en el cerebro. A continuación, te explicamos cuál es la razón por la que no te concentras y cómo puedes revertirlo. Quédate muy atento/a porque hay muchas cosas que podrías estar haciendo mal en tu vida diaria y necesitarías cambiar para lograr tu objetivo.
Internet: el gran enemigo de la lectura
Una de las principales causas por las que leer te resulta difícil puede ser el uso que haces de Internet. El sonido de las notificaciones o el ver cómo la pantalla se enciende cuando te llega un mensaje desconcentra y mucho. Para focalizar nuestra mente en lo que estamos leyendo, ya sea una historia o un libro de conocimiento, es primordial dejar las distracciones de lado.
Además, el paso del tiempo ha hecho que las personas terminemos acostumbradas a leer datos y noticias a través de medios sociales o digitales. En ellos, la información es demasiado compacta y directa. Exponen un lenguaje fácil que responde a las preguntas que se buscan en los diferentes motores de búsqueda.
Esto es útil hasta cierto punto, ya que el usuario se pierde la magia de descubrir una historia poco a poco o entrar en contexto. Dicha situación lleva a una lectura sesgada en la que se omite información. Un ejemplo claro son los artículos que hablan sobre consejos. ¿Lo lees todo o solo los apartados de las recomendaciones? ¡Exacto! Buscas las respuestas rápidas, sin pararte a pensar en cada situación de manera particular.
Empiezas a dar por sentado que hay respuestas absolutas cuando en realidad hay muchas posibilidades. La lectura rápida, incompleta y llamativa hace que la lectura de un libro parezca poco atractiva. No obstante, como dijo José Saramago, “No todo lo que parece es”. El cerebro se vuelve perezoso, pero te vamos a enseñar que hay maneras de que recupere su agilidad y se vea atrapado por el maravilloso mundo de la lectura.
Razones por las que te cuesta concentrarte al leer
El uso de Internet no es el único motivo por el que a la gente le cuesta leer. También juega un papel fundamental cómo nos organizamos el día, cuántas cosas tenemos que hacer, cómo las afrontamos y cuántos momentos tenemos realmente para sentarnos y dedicarnos a la lectura. La multitarea, el estrés, la falta de descanso y las distracciones no son grandes aliados cuando buscamos concentración.
¿Cómo lograr la concentración suficiente para leer?
Una vez que sepas reconocer cuáles son las razones que te han llevado a la desconcentración total, es hora de reconducir la atención de tu mente y llevarla por el camino que quieres. Para empezar, debes tener claras las razones por las que quieres empezar a leer. Es decir, no tiene que ser una obligación, sino un placer, algo que haces porque así lo deseas.
No es como aquellos deberes que te mandaban en el colegio o en la universidad. Se trata de una actividad que haces por decisión propia y por eso debes concebirlo como una actividad amena y gustosa, incluso divertida. ¿Te suena bien? ¡Te contamos cómo llegar a ese punto!
No dejes de leer
Si empiezas a leer y te das cuenta de que no te concentras no tires la toalla fácilmente. No te dejes llevar por el pensamiento de “no puedo leer, no me concentro”. Aunque eso sea lo que piensas ahora no durará para siempre si sigues leyendo. Poco a poco, la concentración llegará.
El que algo quiere, algo le cuesta. Las primeras veces puede que sientas molestia. Una parte de ti quiere leer, pero la otra te incita a acudir a las redes sociales. Saca de tu entorno todo aquello que pueda generarte una distracción: móvil, ordenador, televisión o similares.
Crea una atmósfera tranquila en el espacio que hayas elegido para deleitarte en ese libro. Puede que el primer día sea complicado. ¿Llegas a una sola página? ¡No importa! El siguiente llegarás a dos, después a tres y así sucesivamente.
Encuentra tu motivación
Acudir a la lectura porque hay varias personas en tu entorno que lo hacen o porque quieres impresionar a alguien no son motivaciones tan fuertes como para conseguir concentración.
Piensa en algo que te guste mucho. Puede ser una vocación, una afición o incluso un dulce. Hay algo que te invita a tenerlo cerca, a dedicarle tiempo, que te cautiva y no quieres dejar escapar. Lo mismo tiene que suceder con los libros. Halla una motivación fuerte para leerlo.
Escoge una historia o un tema que te interese, esa es la clave. Puede que la concentración no venga porque simplemente estás leyendo algo que no te interesa. El verdadero sabor de la lectura se siente cuando cada página te transporta y te llena.
No leas con prisa
Tomar el control de nuestra propia vida es algo que no se compara con nada. Esto no solo es posible en el caso de los freelancers, personas que no trabajan o lo hacen a media jornada. Todos podemos, en mayor o menor medida, gestionar nuestro tiempo. Partiendo de la base de tus horas disponibles, puedes realizar una organización y determinar a qué le vas a dedicar tu tiempo. Mientras planificas el horario del gimnasio y las tareas de la casa, puedes reservar un tiempo para leer.
No leas con prisa o en el tiempo “que te sobra”. A la mayoría de las personas no les sobra el tiempo y cuando lo hace puede que no se acuerden de leer. Reserva un espacio de tiempo para que tu única preocupación sea la lectura. Destinar algo tan valioso como tu tiempo a esta tarea hará que se dignifique y cobre relevancia en tu vida, además de eliminar distracciones.
Gestiona tu energía
Hay gente a la que le funciona mucho leer de noche, pero no a todo el mundo. La lectura también necesita su dosis de energía. Si gastas toda tu energía durante el día, ¿qué te queda para dedicarle a esa historia tan apasionante que estás leyendo? Llegar sin fuerzas impide el disfrute en la lectura. Controla tu energía y verifica si tienes que cambiar el horario en el que lees.
Ya sabes todo lo necesario para que leer sea una maravilla y no una tortura. Con nuestros consejos empezarás a notar resultados desde el primer momento. ¿Lo has sentido así? ¿Qué es lo que más te ha funcionado? ¡Nos encantaría saber tu experiencia!